4 de enero de 2013

Los perros y gatos sí pueden ser amigos

Los perros y gatos sí pueden ser amigos


Usted incorporó dos Springer Spaniels al matrimonio. Su esposa contribuyó con un gordo gato callejero color naranja y un siamés maullador. Ahora, está viviendo en un zoológico. Mientras que los animales se persiguen unos a los otros como lo hacen los autos de carreras en las 500 millas de Indianápolis, usted está constantemente saltando rejas para bebés que (en teoría por lo menos) dividen el territorio canino del territorio felino. ¿Existe alguna posibilidad de llegar a Navidad con las cuatro mascotas y con el sacramento todavía intacto? Tenga esperanzas, amigo. Con algo de práctica y paciencia, algún día puede aspirar a tener a todas las mascotas posando en la misma tarjeta navideña. A continuación, detallamos cómo hacerlo:

¿Por qué no pueden llevarse bien?

Perseguir es un acto reflejo para los perros, al igual que lo es tragar. Los caninos no tienen ni que pensar cuando se activa este impulso, sólo actúan. Esto ocurre incluso con los perros senior más mansos. (De hecho, podemos mencionar la historia de un perro callejero que tenía una enfermedad terminal y que, en sus últimas horas, se levantó de su lecho de muerte para perseguir a una ardilla que estaba a 50 pies). Por lo tanto, cualquier criatura vistosa y movediza podría originar una persecución, incluso un niño pequeño. (Para obtener más información acerca de cómo criar perros junto con niños, consulte nuestro artículo "Cómo criar perros y niños juntos"). En algunas ocasiones, sólo es necesario que un perro mire fijamente a un gato, que quizá este sentando absolutamente quieto. Esto ocurre debido a que su perro aprendió hace algún tiempo que los gatos saldrán corriendo cuando lo vean. De hecho, son su presa.

Cuando un gato no debe ser un gato.

Es difícil lograr que un perro deje perseguir presas. Por lo tanto, la clave es hacer que Bianca considere al gato como otra cosa. A continuación, explicamos cómo hacerlo:

  • Acaricie al gato para impregnar el pelo con su olor.
  • Haga que un amigo suyo sostenga al gato. (¿Podemos sugerir que su amigo tenga puesta una camisa de manga larga?)
  • Coloque la correa a su perro y llévelo hacia el lugar donde se encuentra el gato.
  • Permita que su perro olfatee.
  • Si el perro actúa de forma amistosa con el gato, recompénselo con bocadillos. Si el perro actúa de forma agresiva, retírelo de ese lugar y dígale "¡No!" con seguridad.
  • Repita el ejercicio hasta que el perro tenga la reacción adecuada. (Sí, deberá repetir muchas veces este ejercicio antes de poder dejar al perro suelto alrededor del gato, especialmente si ya han tenido alguna historia juntos).

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